martes, 15 de diciembre de 2009

CINCO LIBROS...CINCO FRASES



Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso.
Título:
La conjura de los necios
Autor:
John Kennedy Toole

«Para volver a nacer –cantaba Gibreel Farishta mientras caía de los cielos, dando tumbos– tienes que haber muerto.
Título:
Los versos satánicos
Autor:
Salman Rushdie

Si alguien en la ciudad de Roma ignora el arte de amar, lea mis páginas, y ame instruido por sus versos.
Título:
El arte de amar
Autor:
Ovidio

El día 11 de noviembre de 1997, Veronika decidió que había llegado, por fin, el momento de matarse.
Título:
Veronika decide morir
Autor:
Paulo Coelho

Como se arranca el hierro de una herida,
su amor de las entrañas me arranqué.
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él.

Título:
Rimas
Autor:
Gustavo Adolfo Becquer


viernes, 11 de diciembre de 2009

ARTICULOS DE OPINIÓN






Son historias..., una bella y cruda, otra fría y escueta y, la última, veraz e intrépida.
Historias de la realidad, de hombres valientes, que aman su trabajo, que arriesgan su vida por hacer llegar la noticia o, tal vez no, acaso pretendan hacernos ver al resto del mundo el sufrimiento, la pobreza y la desolación de aquellas tantas que han tenido la poca suerte de vivir justo en el centro de un conflicto. Y es en medio de esas guerras donde se forjan lazos, de amistad, de fidelidad, lazos que te unen, que te atraen, que no te dejan olvidar, a quien te ayudó, a quien sin inmutarse te acompañó, te envolvió, con su fuerza, con su dureza, con su temple.
Historias de la realidad, de hombres solos, abandonados a su suerte, que es bien poca, que malviven, que son rechazados, por todos, por el resto, que caminan por un mundo de miseria, que enferman, como todos, pero que no encuentran consuelo ni compañía, como algunos. La frialdad de la enfermedad es casi blanca, impoluta, con un aroma antiséptico, una frialdad que te detiene, que te deja inmóvil, o quizás no, tal vez sea en esos momentos cuando surge algo bello, tan delicado como un acto de amor, un acto de ternura y humanidad.
Historias de la realidad, de hombres que trabajan infatigablemente, de hombres que cuidan con amor el fruto de su esfuerzo, historias de una vida de dedicación en las que no se recibe nada a cambio, solo palabras, y a veces pocas.
Historias contadas en doce líneas, escuetas, resumidas y sumidas, tanto que no reflejan nada, solo datos, que esconden y no enseñan, unas pocas frases desnudas de sentimiento y alma.

viernes, 4 de diciembre de 2009

CREER EN LA IGUALDAD

ARTICULO DE OPINIÓN


La no igualdad de la mujer no es más que una “violencia de género” que se nos presenta disfrazada en una multitud de facetas en la vida.
¿Qué nos diferencia al hombre y a la mujer? ¿Acaso no nacemos iguales? Indudablemente sí, nacemos de igual forma, sin embargo, todo lo que nos rodea nos hace “mujer”.
Por un lado, la educación que recibimos, construida a lo largo de toda la historia, crea una serie de estereotipos que nos van condicionando hasta adquirir una conducta femenina o masculina.
Por otro lado, la sociedad nos inculca comportamientos y formas de actuar en nuestra vida que consideramos naturales pero que, sin embargo, hemos asimilado en el proceso de socialización, todo ello, por supuesto, desde una perspectiva androcéntrica.
Podemos recordar, de nuestra historia actual, ciertos datos que reflejan hasta qué punto soportamos este lastre cultural. La obligación de la mujer a “obedecer a su marido” era uno de los preceptos del código civil español vigente hasta 1954, esto representa que la violencia de género es una violencia institucional y social.
No hay más que ver el mercado laboral en el que a igual puesto, salario inferior. Por el mero hecho de nacer mujer hemos de encontrarnos con un sinfín de obstáculos,como si de una escalera se tratase, en la que cada peldaño es más alto y empinado que el anterior. Mientras tanto, podemos observar a compañeros ascender por otra, paralela a la nuestra, casi en su totalidad automática.
En muchos debates se oyen propuestas para facilitar la maternidad apostando por permisos o excedencias que van de 1 a 2 años, presentándonos como ejemplos algunos países europeos; pero indudablemente, no debemos caer en la burda copia de acciones de otros, al menos sin analizar sus pros y sus contras.
Pensemos que para algunas profesionales como doctoras, científicas, investigadoras…este plazo de ausentismo no haría más que retrasar su ampliación de conocimientos profesionales, su puesta al día en adelantos científicos… y, en definitiva, empañarían un curriculum frente a otro de distinto sexo.
Si ya igualamos o superamos en número a los hombres en las universidades, si ya obtenemos titulaciones ¿por qué aún no estamos en igual medida reflejadas en las élites profesionales?
No quisiera caer en el tópico de que todos los hombres son machistas, pues no todas las mujeres son feministas, pero hora es ya de no tener miedo a adquirir responsabilidades profesionales y no permitir que nuestro reloj biológico nos determine y frustre nuestras aspiraciones.
Debemos asumir responsabilidades, ser valientes y no permanecer en la sombra, pues creer en la igualdad es no tener miedo a equivocarnos.
Cierto día un hombre me dijo: el problema de la igualdad comienza en vosotras, no esperéis a que os la den, es vuestra, pero debéis creer en ello. He de reconocer que en esto acertó aunque…en otras se equivoca, como yo…porque somos iguales.